31 ene 2013

Objetivo conseguido


“¿Por qué estoy aquí? Lo que quiero es encontrar esa satisfacción personal de disfrutar con lo que hago, de trabajar de lo que quiero y de no convertirme en un zombie más que va a trabajar lamentándose de lo triste que es su vida. Que nadie me prohíba seguir soñando, ya tendré tiempo de despertarme yo solito.”

Esas fueron las palabras de mi último post hace apenas 20 días…  Cualquiera diría que sabía lo que se me avecinaba, pero el valor de esa frase es que entonces no había nada de nada. En las últimas semanas he hablado de señales, del cuidado que hay que tener con las cosas que uno desea, de esperanza, de sueños… pero la verdad es que jamás imaginé que en el siguiente post, ese sueño se habría hecho realidad.

La mitad de los parados cae en depresión
Da igual que fuera yo el que decidiera  en su día dejar el trabajo, el mundo del desempleo te acaba absorbiendo y haciéndote creer que no vales para nada. Pronto olvidas lo que has sido capaz de hacer y te inundan las dudas y los miedos. El día a día se encarga de demostrarte que las labores de la casa, por muy bien que las hagas, no te llenan, y pasan de ser una bonita aportación a una obligación que además, se valora poco o nada. El peso de los cientos de CV que echas y que no tienen respuesta te hacen cada vez más pequeño. Estudiar te motiva pero no eternamente, necesitas más. Las entrevistas por teléfono que no salen como tú querías no hacen más que aumentar tu inseguridad. Las preguntas sobre si estás ya trabajando consiguen ponerte más nervioso. Da igual que los tuyos te recuerden lo mucho que creen que vales, si tú no lo piensas, o peor aún, si un empresario (normalmente gilipollas) no lo piensa, no te lo acabarás creyendo. Es curioso eso de tener trabajo, sigues siendo la misma persona, sigues sabiendo lo mismo, sigues sintiendo lo mismo por la gente a la que quieres y ellos siguen queriéndote igual que antes, sin embargo no eres el mismo… de la noche a la mañana te has convertido en una persona más segura, más alegre, orgulloso de ti mismo, satisfecho del trabajo bien hecho y de los sacrificios por los que has pasado, curioso ¿no?. Triste más bien. Sabiendo la tasa de paro que sufrimos en España no me extraña que la depresión sea la enfermedad del siglo XXI.

No ha sido fácil. Por mucho que pueda parecer que estamos viviendo una experiencia mágica (cosa que no deja de ser verdad), el camino está lleno de dificultades que igual no se ven desde el otro lado de la pantalla. Algunos de vosotros me habéis dicho que mi blog es más triste de lo que era antes, supongo que refleja el estado de ánimo de cada momento.

Ayer me preguntaba una amiga (Isa “la rondeña”) que de qué había conseguido el trabajo exactamente. Se trata de una agencia que se encarga de desarrollar exclusivamente campañas de Google AdWords. Después de explicárselo me salió un “He tenido suerte”. Ella me respondió “¿Suerte por qué? Te lo has currado…” 

                                               Proceso habitual en la búsqueda de empleo

La verdad es que no me esperaba esa respuesta y me dio que pensar. Estoy acostumbrado a quitarme mérito cuando cuento mis historias y a recibir respuestas como “qué suerte” o “ufff has triunfado”. No me gusta la gente arrogante, incluso me molesta la gente que presume de saber (ese el primer paso de la ignorancia). No será ese mi caso, pero desde aquí le doy las gracias por esa respuesta. Ha habido gente que por momentos me ha hecho sentir como que estoy aquí de vacaciones tocándome los huevos, cómo que no quería dar un palo al agua o que no buscaba trabajo en serio… hasta se me ha recriminado no buscar trabajo de lo que fuera porque era complicado conseguir lo que estaba buscando. Me he rayado bastante porque pensaba que me estaba equivocando, de ahí mi reflexión sobre el cuidado que hay que tener al recibir o dar consejos. Aunque me cueste, admitiré que me lo he currado; por dejar mi trabajo, por dejar mi país, por dejar entre lágrimas a los míos en el aeropuerto, por gastar todos mis ahorros en aprender inglés, por estudiar AdWords sin tener ni puta idea, por sacrificar mi última semana en Málaga preparando el proyecto y por no perder la fé… pero también considero que he tenido suerte, esa suerte que siempre hay que tener para estar ahí en el momento y lugar adecuado. Desde aquí agradezco todo el apoyo recibido y todas esas muestras de cariño que habéis tenido conmigo en estos últimos días, me he sentido muy arropado.

La suerte hay que buscarla...

Como ya dije en su día, la suerte también hay que buscarla. Periscopix, la empresa en la que empiezo el lunes, fue el primer CV que eché allá por el mes Octubre. No obtuve entonces respuesta y decidí, con la entrada de año, reenviarles un email manifestando de nuevo mi interés en ellos aunque sin demasiada esperanza logicamente.

En ese momento los astros se alinearon como por arte de magia y Bea llegó a casa diciendo que le acababan de confirmar 4 días libres seguidos, la primera vez en cuatro meses que le daban un fin de semana que, unidos a sus dos días off de la semana siguiente, completaban esos 4. Nos dio por pensar, en un ataque de positivismo, que podía ser una señal y que si yo encontraba curro pronto no íbamos a tener muchas más oportunidades para irnos ¡Teníamos que aprovecharlos! Así fue como en dos días nos organizamos el primer viaje juntos que hemos hecho como pareja con destino Edimburgo. Reservamos en el Hotel de 4 estrellas de su cadena a un precio ridículo, y allá que nos fuimos; comimos como reyes, disfrutamos de las entrañables calles de la capital escocesa y de los espectaculares paisajes, vivimos el ambiente del Lago Ness y sobre todo desconectamos del día a día de Londres. Supongo que más vale una imagen que mil palabras…

Pequeños recuerdos de Edimburgo


Disfrutando de la familia
Fue en Edimburgo donde recibí la respuesta por email de Periscopix, invitándome a hacer la primera entrevista por teléfono la semana siguiente… Allí empezó todo, como si estuviera predestinado. Sin muchas esperanzas por lo que supone el teléfono, pasé la entrevista del lunes y me invitaron a una segunda entrevista en persona de la que salí muy contento. En ella, les comuniqué mi intención de bajar a España durante una semana por si tenía que cancelar mis planes para así  no perder posibilidades en el proceso de selección. Me dijeron que la última entrevista conllevaba la presentación de un proyecto que llevaría tiempo hacerse, que podía bajarme sin problemas a España. Cuál fue mi sorpresa que, una vez en Málaga, recibí otro mail invitándome a esa última entrevista, el lunes siguiente… Una mezcla de sensaciones se apoderaron de mí. Podía disfrutar de España y mi gente o podía encerrarme y hacer un trabajo en condiciones. Con mi familia en Málaga y mi padre y hermana en camino desde Madrid, me pasé encerrado la mayor parte del tiempo, sintiéndome mal como es lógico por no poder dedicarles todo el tiempo  que me habría gustado. Aún así tuve la posibilidad de disfrutarlos, también pude veros a la mayoría de vosotros. Conseguí recargar pilas para afrontar una nueva etapa... En ese momento no lo sabía , pero hoy ya puedo decir que el sacrificio ha merecido la pena... hoy puedo escribir, con una sonrisa en la cara que, “Quien no arriesga, no gana” .

Chop & Jammin
Todo un clásico
Reapareció mi letal cola de vaca.
Webobesidad te quiero lorolo!











Cumple de Arquero

8 ene 2013

Se acabaron los Reyes: Prohibido seguir soñando


Pues ya está, pasado el 6 de Enero se acabó la Navidad. ¡Qué rápido y qué raras! ¿Os acordáis de mi plan para convencer a los ingleses para tomarnos las uvas a las 00.00 hora española? Pues un mojón pa´ mi. Ahí a las 22.50 inglesas nos teníais que ver a Bea y a mi corriendo camino de casa con el paquete de uvas en la mano para conectarnos a Skype con mi familia para así no tomárnoslas sólos jaja. La gente con la que íbamos a salir empezaron a beber demasiado temprano y querían ir a la discoteca para pasar las campanadas allí, así que hubo un cambio de planes de última hora que acabó con una carrera que ni Usain Bolt…

Con la familia tomándonos las uvas por Skype
Conectados con España empezaron los rituales de siempre, mi familia haciendo el chorra y TVE  de fondo  esperando los cuartos…momento en el cual, y sin saber por qué , se le fue el sonido a la TV (ahora he descubierto que a mi abuela le ha caído por su cumple una tele nueva…¿sería una estrategia para conseguirla?). El caso es que empezaban las campanadas y no se escuchaba nada…todos empezamos a gritar, el pánico se hizo con nosotros (estamos como para un incendio vaya), mi madre se puso a hacer zapping para ver si era problema de TVE pero nada… tuvimos que tomárnoslas a “ciegas” siguiendo la habilitación que hacen para sordos donde colorean los números de las campanadas mientras nos atragantábamos entre risas… el 2013, año para los supersticiosos, empezaba de forma diferente. ¿Sería una señal? Ya veremos… Una hora más tarde, hicimos el segundo intento con la TV Canaria, a ver si a la segunda iba la vencida… fue peor todavía, esta vez había sonido, pero se ve que yo no escuchaba del todo bien y me dejé dos uvas por el camino… eso sí, no recuerdo haber pasado unas uvas tan divertidas en muchos años, ¡Gracias familia por vuestra siempre presencia! Tras las uvas y unas copas por mi cuenta mientras me felicitaba el año nuevo con los amigos gracias al Whatsapp,  me uní a los ingleses en la fiesta… nada que ver con todas las Nocheviejas anteriores, cuánto os eché de menos chic@s…

Creciendo protegidos
Y así fue como empecé el año, quizás algo más reflexivo que otros por la distancia, pensando en todo un poquito y sacando mis conclusiones de por qué estoy aquí. Echo de menos los años en los que no tenía que preocuparme de nada, esa infancia en la que parece ser la única etapa en la que soñar y creer en cosas poco probables no era pecado, no te convertía en diferente. Vivíamos en una burbuja que nos protegía del mundo real, que nos evitaba el sufrimiento en la medida de lo posible. Esos padres abrigándonos hasta arriba antes de salir de casa, atándonos los cordones para evitar tropiezos, que nos prohibían correr por las escaleras de la piscina con los pies mojados, que se interesaban por nuestras amistades, que nos  advertían de cada peligro; “mira bien al cruzar la calle” “no metas los dedos en el enchufe” “no te columpies tan fuerte” “no por tirar te va a crecer más” Está guay poder crecer con esa sensación de protección, pero es imposible protegernos para siempre. Pronto llegarán las primeras caídas, heridas,  mentiras y engaños amorosos que romperán esa burbuja, teniendo que respirar el aire contaminado que envuelve a la sociedad y que, lamentablemente, parece nos transforma y envenena a todos por igual. Empiezan a parecer defectos que con el paso del tiempo no hacen más que acentuarse como si de enfermedades incurables se tratasen. Creo que nadie es consciente de tenerlas, ni el que aquí os escribe, pero están ahí. Por eso creo que disfruto tanto de los perros o de los bebés; siempre de buen humor, recibiéndote con alegría cada vez que llegas del trabajo/colegio, con ganas de jugar, cariñosos… El saber que no tienen maldad, que no están todavía envenenados, que no pueden aprovecharse de tí o que no puedan hacer nada aposta para provocar mi enfado hace que me entregue a ellos. Y me pregunto ¿en qué momento el ser humano pierde esa inocencia y se convierte en una persona capaz de lo mejor y de lo peor?

                                     La inocencia de los niños, fácil de romper como el papel

No sé en qué momento exactamente se produce ese punto de inflexión, pero a partir de ahí ya nada vuelve a ser igual. Yo creo que perdí mi ingenuidad cuando me enteré de lo de los Reyes Magos. Analizando, quizás es ahí cuando de forma más latente empiece a generarse el ánimo de “despertar a los demás”, parecía que molestaba ver disfrutar  a compañeros más pequeños que creían en cosas en las que uno ya no, parecía que jodía ver a los demás felices si tú no lo eras, parecía que estaba prohibido soñar a partir de cierta edad o quizás era el hecho de tener información privilegiada que necesitabas compartir con los demás. Sea como fuere, es cierto que siendo niño todo tiene un perdón, pero ¿qué nos lleva a los adultos a  romper las ilusiones de los demás?

Prohibido seguir soñando
Nunca entenderé a los conocidos que te dicen lo que debes o no debes hacer, los padres que te dicen lo que puedes o no puedes estudiar, los amigos que te dicen de lo que eres o no eres capaz. No digo que las cosas no se hagan con buena intención, sólo creo que hay que tener cuidado con la sobreprotección y con los consejos, tanto para darlos como para recibirlos. Ambos pueden llevar a frustrar los sueños de mucha gente y lamentablemente vivimos en un mundo donde la gente con la mente cerrada suele tener la boca abierta…

El caso es que una vez rota la burbuja, una vez pasado los Reyes, parece que no está permitido soñar, ilusionarse con cosas. Como casi todo en la vida, se te castiga por ello; por ser diferente y estar en minoría. Rodeados de una sociedad sin aspiraciones, conformista y envidiosa es complicado vivir entusiasmado o con planes atrevidos, siendo frases como “eso es imposible” “tú estás loco” “vives en el mundo de yupi” el pan de cada día. Para pesimistas ya tengo las noticias. Si todos hubieran pensado que sus sueños eran imposibles de alcanzar no habría gente de éxito ni gente a la que admiro.

Cuidado con los consejos y las sobreprotecciones

Aquí es donde encuentro la respuesta a mi pregunta ¿Por qué estoy aquí? Lo que quiero es encontrar esa satisfacción personal de disfrutar con lo que hago, de trabajar de lo que quiero y de no convertirme en un zombie más que va a trabajar lamentándose de lo triste que es su vida. Que nadie me prohíba seguir soñando, ya tendré tiempo de despertarme yo solito.

                                          Ejemplo de soñador: De Youtube a jugar en la NFL