Puede que sí, puede que no
El otro día hablando con Dani me preguntó por el trabajo y me dijo “Lo siento pero nunca me he preocupado mucho por ti xapa, sabía que ibas a encontrar algo que molara a tope”.
Pese al lenguaje que empleamos él
y yo para comunicarnos, es una reflexión bastante profunda. Es curioso cómo
cada uno vive las situaciones de forma diferente dependiendo del lado en el que
se encuentre. No ha sido el único que me ha transmitido esa reflexión. Mientras
de puertas para afuera la gente parecía saber que me irían bien las cosas, de
puertas para adentro yo tenía muchísimas dudas, ya había abierto el abanico para
empezar a buscar otras cosas y tenía ahorros para sobrevivir un mes más sin
tener que tirar de rescates familiares.
Lo más curioso de todo es que yo
tengo esa misma sensación con mucha gente que conozco. Gente súper capacitada que
está en el desempleo, gente que está trabajando de lo que “no es lo suyo” para
poder ir manteniéndose hasta que la situación mejore y gente que también ha
dejado todo para irse fuera. Yo me muestro súper tranquilo cuando hablamos de
sus situaciones, o cuando las analizo con Bea, pero supongo que ellos están
como estaba yo, cagados.
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Puede que sí, puede que no |
Cagados porque las cosas no salen
siempre como uno espera, cagados porque la vida no es siempre justa, cagados
porque no es lo mismo ver las cosas en los demás que sufrirlas uno mismo.
Cagados por el qué dirán, por el miedo al fracaso, por si se han equivocado.
Cagados por no saber qué hacer con su vida y ver que van cumpliendo años.
Cagados porque puede que sí les vaya bien, pero es verdad que también puede que
no… y el simple hecho de contemplar esa posibilidad es lo que de verdad
aterroriza. Basta con mirar a nuestro alrededor para comprobar cómo hay muchos
casos de cosas que pensábamos iban a suceder de forma totalmente diferente a
cómo han sucedido o que directamente era imposible que sucedieran… Apuesto a que la gente que
pensaba que me iría bien también pensaba que: El Barcelona le iba a meter fácil
al Milán, que Pistorius jamás mataría a su novia, que el Atleti encajaría un
gol en el minuto 94 cuando Asenjo intentaba rematar un gol de córner, que el
Papa no podía dimitir, que Yola Berrocal soltaría una frase como “Soy el claro
ejemplo de la fuga de cerebros que está viviendo España”, bueno quizás algunas
cosas sí eran previsibles… Hace unos años yo jamás pensaba en que los políticos
podían ser corruptos sin que pasara nada, que ser funcionario sería el sueño
de los españoles, que el irse al extranjero sería casi obligatorio o que España
pudiera ganar un Mundial.
Quizás sea la experiencia personal,
el haber visto como mi padre perdía el trabajo pese a sus cualidades
profesionales y personales sin que le saliera nada en años o el ver como mi
madre que pese a tener su carrera, experiencia y la puta manía de hacer todo
perfecto no es suficiente para que llegue ese contrato lo que me ha hecho
plantearme que: puede que sí o puede que no. Nadie tiene nada asegurado. Nada
es lo que parece.
Impresionante vídeo. Nada es lo que parece.
En esta vida parece que triunfa
el trepa, el cabrón que te mete la puñalada por detrás sin darte cuenta, el
directivo agresivo que se queda con las ideas que aportas y las hace suyas.
Cuanto más dejado seas menos ayuda te pedirán los compañeros que realmente
quieren hacer bien su trabajo (objetivo conseguido). Cuanto más lento seas
menos trabajo te mandará el jefe, se lo pasarán al que trabaja más rápido como
premio a haber terminado con su parte antes. Cuanto más te quejes menos trabajo
te mandarán. Así funciona el tema. Lo único que te queda es el derecho al pataleo, porque encima cobrarás menos que el
inútil de al lado. El próximo vídeo explica mejor la frustración ante la injusticia.
Reacción de un mono ante un pago injusto: Uvas vs Pepinillo
Sigo teniendo contacto con mis ex
compañeros de Madrid. Se ve que por temas fiscales la empresa ha tenido que tomar
medidas duras que implican no sólo el despido de gente sino cambios en la
estrategia a seguir y el corte en la inversión publicitaria (si es que la
había). Como responsable de Marketing, no sé muy bien cual sería ahora mi papel
ahí. Con suerte me habrían recolocado en otra parte, posiblemente de comercial
(amargamiento), con peor suerte estaría en la calle. Sea como fuere, tocaría
plantearme ahora la decisión que tomé en su día de hacer las maletas. A veces
es más fácil tomar decisiones cuando nos echan porque ya no tenemos nada que
perder. En este caso me alegro de haberme adelantado a los acontecimientos. Si no te despiertas con la enegería del niño del vídeo
todas las mañanas es que hay algo que falla, párate a pensar y toma tus
decisiones. Puede que aciertes, puede que no. Sólo hay una manera de
averiguarlo.
Niño se despierta con la canción de Gangam Style y...